Ely, la elefanta que encontró un hogar en el Zoológico de San Juan de Aragón
Todos los días, los elefantes de México y el mundo caminan kilómetros en vida libre para tratar de conseguir alimento y agua. A Ely, la elefanta rescatada de un circo en 2012, el Zoológico de San Juan de Aragón le mejoró su calidad de vida.
Hoy goza de libertad para salir y entrar de su refugio, tomar el sol, meterse al agua y también enlodarse cuando ella quiera. Todo esto es parte de la calidad de vida que se ofrece a la fauna silvestre bajo cuidado humano, en los zoológicos de la capital.
A siete años de la llegada de Ely, quien tiene entre 30 y 35 años de edad, el director General de Zoológicos y Conservación de la Fauna Silvestre, de la Secretaría del Medio Ambiente (Sedema) de la Ciudad de México, Fernando Gual Sill, comenta que se decidió rescatarla para darle un trato adecuado, después de que pasó muchos años en un circo, bajo una situación de posible maltrato, ya que le fueron diagnosticados varios problemas de origen.
“Los zoológicos permiten el rescate de animales que están en condiciones no adecuadas en otras instalaciones. Para nosotros muchos de los zoológicos ya constituyen santuarios porque tienen las condiciones adecuadas, se reproducen muchos de los ejemplares y el objetivo hoy en día de los zoológicos es la conservación de especies, un centro de rescate para estas especies que en otros lugares no podrían estar y que los zoológicos ponen todo lo necesario para que tengan una condición de vida adecuada y asegurar su bienestar”, sostiene Gual.
Menciona que generalmente en los circos, a los animales los mueven de un lugar a otro, normalmente hasta los encadenan y este tipo de situaciones iban a provocar en Ely que su estado físico empeorara: “Aquí tiene tratamiento todos los días y hemos aminorado sus padecimientos crónicos y evitado que avancen rápidamente, hemos mejorado su condición de salud”.
A decir de Gual, la elefanta de origen africano es sumamente inteligente porque reconoce quién es quién y sabe que su manejo es por contacto protegido. El albergue donde habita fue construido con la idea de no tener que entrar de manera directa con los animales y a través de un entrenamiento por condicionamiento operante, con refuerzo positivo, se le hacen indicaciones para permitir procedimientos médicos.
“Es entrenamiento para permitirnos ciertos procedimientos médicos como el limado de uñas, de suelas, obtener una muestra de sangre cuando es necesario para monitorear rutinariamente su estado de salud, tocarla, darle tratamiento a su piel”, precisa.
El albergue de San Juan de Aragón es amplio, cuenta con casa de noche y de día para que la elefanta decida a dónde va, de un lado a otro. “Las instalaciones son de lo mejor y están construidas con ese fin, de mantener un manejo adecuado sin que haya peligro ni para el animal ni para los cuidadores que conviven con ella todos los días”, resalta el responsable de la fauna silvestre en los zoológicos de la capital.
Desde su llegada a San Juan de Aragón, Ely presenta un padecimiento crónico en los carpos, unos huesos que forman parte de las patas. “Aparentemente tuvo una fractura en el circo, suponemos, hace muchos años, de jovencita, y eso lo provocó que el miembro, la pata, esté rotada y le provoque molestia. Está en tratamiento para evitar que siga avanzando el problema de la patita”, menciona Gual.
Los paquidermos son ejemplares que pesan varias toneladas y ese peso se concentra en sus cuatro patas, por ello se le da el mejor tratamiento posible para que sus miembros estén en las mejores condiciones.
También llegó con un problema de piel, una dermatitis, que es contrarrestada con un tratamiento diario. Sus cuidadores le limpian la piel sobre todo su lomo, le ponen vaselina y cuando ella ya no quiere estar en el sol, se puede refugiar en su casa de noche. Sus problemas de artritis en las patas, de las articulaciones, son progresivos, pero con el tratamiento y manejo adecuado que recibe en el Zoológico de Aragón, el avance es más lento.
Gual Sill comenta que esa es la ventaja de tener a Ely en el zoológico, con cuidados 24 horas al día. “Igualmente tuvo algunos otros padecimientos, un absceso que ya traía desde que llegó del circo y a todo se le ha dado tratamiento, han venido especialistas a revisarla, hay dictámenes al respecto y la idea del Zoológico desde un principio fue rescatarla de esa situación y traerle a un mejor lugar”, asegura.
Ely vive en Aragón y aunque no comparte su albergue con nadie más, todos los días convive con su familia, integrada por ocho personas, entre cuidadores y médicos veterinarios, quienes ya tienen un vínculo estrecho con ella.