Más de una década al cuidado de las hienas en el Zoológico de Chapultepec
Tiene 25 años trabajando en el Zoológico de Chapultepec y 12 de ellos los ha pasado cuidando a las hienas que han vivido en este centro para la conservación de especies. El 10 de abril de este año, Jesús García Gamboa fue testigo del primer nacimiento de hienas en el Zoológico de Chapultepec y desde entonces dedica su tiempo al cuidado de cuatro adultos y dos bebés de hiena moteada.
Jesús reconoce que nunca imaginó presenciar el nacimiento de unas hienas, a pesar de que desde hace más de una década está al cuidado de esta especie que habita de forma natural en el centro y sur de África. “Nos dimos cuenta de la cruza que se dio entre Kazaam y Cocun, se reportó a los médicos y a partir de ahí se estuvieron contabilizando los días hasta que calculamos que ya venía el nacimiento de las crías”, recuerda.
La mañana del 10 de abril, al revisar la casa de noche de Kazaam, Jesús descubrió que ya estaba teniendo a sus bebés: “Detectamos que ya había nacido una, a las 7, entonces se procedió a separar al macho de la hembra porque estaba muy nervioso. Una hora después nació la segunda cría, estuvimos esperando a ver si venían más y nada más venían dos”, platica Jesús.
Hoy Jesús García agradece la oportunidad de estar al lado de las hienas que fueron nombradas Makena y Omondi. “Ver nacer estas crías y observar que con el tiempo se han adaptado a la mamá es lo mejor, son muy cariñosas con su mamá, salió buena madre, muy cuidadosa, las defiende y las cuida mucho”, manifiesta.
Dice que cuando empezó a trabajar en el Zoológico de Chapultepec había dos hienas: Shaggy y Boro Boro, quienes eran pareja pero nunca se dio la reproducción. Fue hasta que llegaron Kazaam y Cocun, aproximadamente hace seis años a Chapultepec, que se logró el nacimiento. “Llegaron cuatro crías como de un año y desde entonces para acá, hubo una cruza, en total ya son cuatro hienas y dos crías”, comenta el cuidador.
Las hienas tienen un olfato muy fino y cada día lo proyectan cuando alzan la cabeza, olfatean a Jesús y corren para ser acariciadas. “Nos reconocen porque les damos de comer diario, a cierta hora, se acostumbran y nos ven por la parte de atrás o por la de enfrente. Cuando los visitantes no las ven, me voy y las llamo con un chiflido especial y se ponen alerta. Es un chiflido que ya tienen identificado. Esto forma parte del condicionamiento operante que tenemos con los ejemplares, se acercan y vamos logrando que ellas hagan lo que el médico necesite y les damos un premio con pedazos de comida”, manifiesta el cuidador.
“Todos los días llego contento porque me gusta mi trabajo, cada que salgo me voy con ese sabor de boca agradable porque dejo a los animalitos bien. Nosotros también formamos parte del cuidado de los animales en salud y reproducción, ayudamos a los médicos que los pesan, les sacan muestras de sangre y desparasitan. Nosotros los auxiliamos por eso digo y repito: es un orgullo trabajar en el Zoológico de Chapultepec, por eso le pido a la gente que venga, los aprecie y vea que aquí si hay reproducción de animales. Tenemos un bisonte que se ha reproducido, las jirafas, los lobitos que acaban de nacer, dromedarios y muchos más”, resalta.