Impala, el antílope que llega a saltar hasta 10 metros de altura
Naim e Izem, las dos crías de impala que nacieron en mayo y junio de este año, ya tuvieron su primera evaluación general de salud. Xóchitl Ramos Magaña, médico veterinaria y responsable del bioma del bosque tropical en el Zoológico de Chapultepec, asegura que el manejo con esta especie es más complicado que con cualquier otro mamífero ya que es un ejemplar muy nervioso.
“Las crías se manejan los primeros días de nacidos cuando permanecen como lo hacen en vida libre: escondidas entre los pastizales y no se mueven, están echadas hasta que la mamá llega a avisarles que ya está ahí para que puedan comer. Este comportamiento que muestran los primeros días de nacidas es la que nosotros aprovechamos para manipular a las crías para identificarlas, sexarlas y tomar muestras de sangre para saber su estado de salud”, detalla Ramos Magaña.
Desde el hábitat de los dos bebés impalas, a quienes se les ve correr e integrarse con otros nueve ejemplares, la médico veterinaria explica que los impala son antílopes muy rápidos que pueden saltar hasta 10 metros de altura, ésta característica que distingue a esta especie, que generalmente brincan cuando huyen de los depredadores, cuando algo los amenaza y cuando se sienten en peligro.
También los distingue el color y el tipo de cuernos, generalmente los antílopes se diferencian en tamaños, en colores y en el tipo de cuernos. “No es una especie en peligro de extinción, se le considera vulnerable, aunque si disminuyeron las poblaciones de esta especie principalmente por la agricultura y la ganadería. Están deforestando sus sitios de distribución y esto ha restringido a las poblaciones en algunas reservas en donde permanecen a salvo, fuera de ahí están en riesgo por la cacería furtiva de que también son objeto. El vivir en estas reservas, en el Zoológico de Chapultepec, les permite estar a salvo todavía”, señala la médico veterinaria, quien también ha trabajado para la conservación del lobo mexicano desde hace 28 años.
Comenta que el impala habita en África, principalmente en Sudáfrica, parte de Kenia y Botsuana. De 2015 a la fecha, el número de ejemplares ha incrementado en el Zoológico de Chapultepec; de un macho y dos hembras se ha logrado la reproducción de ocho crías: “Están bellísimos, la verdad es una especie que es bella como tal por los colores que muestra y porque son animales sanos con un bonito pelaje, una bonita coloración y los cuernos”, manifiesta Xóchitl Ramos.
Menciona que el reciente nacimiento de Naim e Izem fue resultado de una gestación de aproximadamente 200 días: “Son hijos del mismo padre pero de diferente hembra, cada una ha tenido ya cuatro crías y los partos han sido mucho más rápidos y más fáciles, sin ninguna complicación. Solamente estamos en observación desde que se detecta que el animal está a punto de parir y los observamos junto con el cuidador”.
La responsable del bioma del bosque tropical destaca que las impala son “muy buenas madres” ya que han estado al cuidado de sus crías limpiándolos y después estimulándolos para pararse, ésta es una característica de todos los artiodáctilos o angulados, es decir que las mamás hacen que los críos se paren rápidamente para que tomen su primer alimento y puedan desplazarse.
“Un angulado que no se levanta inmediatamente después de nacer es un angulado que ellas consideran en vida libre no podría sobrevivir porque esto hace vulnerable a depredadores. En el caso del Zoológico no es necesario, sin embargo es una conducta que es nata y ellas lo que hacen inmediatamente después de que limpian totalmente a la cría es levantarlas. Saben que aquí están a salvo, que no hay ningún peligro para las crías y una vez que la cría come, la hembra ya se dedica a alimentarse”, agrega.